Verónica Vides

Usa la naturaleza como base pues retoma formas que recuerdan a animales pero el movimiento de las líneas recuerda a las hojas largas de algunas plantas, cuando las mueve el viento. De esta manera propone seres que parecen ser híbridos entre vegetal y animal, a través de materiales industriales que podrían dialogar, desde una perspectiva estética y fantástica, sobre cómo el ser humano puede modificarla; reinventando formas que además se proyectan y dibujan dramáticamente en la pared del espacio expositivo, gracias a las sombras.

Estos seres re-creados interactúan con el espacio al punto que lo invaden, como plaga.
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Más que emular a la naturaleza habla de la depredación; y el uso de materiales industriales, en la creación de sus obras, puede ser un guiño al desarrollo económico e industrial que depreda poco a poco, nuestro ecosistema.

Estas invasiones a los espacios expositivos son parte de la reflexión y diálogo sobre nuestra relación con la naturaleza, en su obra “guarida de los olompopos” de 2004,

La naturaleza se vuelve inspiración, y crea historias y personajes, en este caso un “nido” de animales ficticios realizado con materiales naturales y perecederos como ramas y estiércol de vaca, que pareciera que fue creado por algún animal desconocido.

Estos personajes fantásticos y desconocidos surgen de la artista quien toma protagonismo en su exposición individual “trama” en 2008 en el Centro Cultural de España en San Salvador, Verónica Vides interviene directamente el espacio tejiendo con cables en la pared, ya no son las criaturas que crea sino ella misma quien afecta el espacio expositivo.

La reflexión sobre su entorno la lleva a crear obras que nos invitan a pensar en la relación de las personas con la naturaleza, realizando acciones con un sentido más poético y metafórico como su performance “Limpieza” del 2010, donde se le ve barriendo un camino de tierra en un proceso de “limpieza” imposible.

La reflexión sobre su entorno de manera orgánica la lleva a reflexionar sobre su contexto y su historia, y en 2010 presenta la obra “la barrida”, donde 20 excombatientes y lisiados de guerra, se encuentran barriendo las ruinas de la iglesia de Aguacayo; Además las ruinas es una de las pocas estructuras que quedaba en un pueblo completamente destruido durante el conflicto armado de los ochentas en nuestro país.
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El gesto hace referencia a ese limpiar y absurdamente resarcir esa destrucción, -como muchas acciones políticas después de los acuerdos de paz, que olvidaron a muchísimos de los excombatientes y lisiados de ambos bandos-, volviéndose absurdo pues levanta el polvo y multiplica la suciedad; no se puede limpiar adecuadamente el terreno solo “barriendo”. El título también puede ser una sutil referencia a esa tierra arrasada, completamente “barrida” por los enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército durante la guerra.

Por motivos personales se muda a vivir a la Patagonia, y ésto genera un cambio en su producción, pues en un contexto diferente y más consciente de la naturaleza, sus intervenciones se trasladan al espacio natural, donde fácilmente podrían pasar desapercibidas o ser acciones tan efímeras como la vida misma, como la que observamos en la obra “Sauce tejido” de 2012.
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Sus obras se vuelven gestos poéticos y efímeros, como los performances anteriores, pero que en un contexto diferente reflexionan más sobre la relación e intervención humana en la naturaleza.

En dicho contexto su producción artística se ha vuelto más íntima, y algunas intervenciones efímeras son sumamente poéticas, pero su reflexión sigue siendo sobre el espacio, el entorno, su quehacer artístico y la huella del hombre en la naturaleza.

Es interesante reconocer cómo en esta fotografía de la serie “mimetizada” del 2012 - 2013, interviene en persona en su obra, considerándose a sí misma en el entorno natural, como ser humano.
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Y ella misma se reconoce como invasora, pero reflexiona sobre la necesidad que tenemos de la naturaleza y de cómo deberíamos poder relacionarnos adecuadamente al punto que casi nos mimetizamos con ella.
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Así la obra de Vides es una reflexión constante sobre la relación a distintos niveles del ser humano, con su entorno natural, social e histórico.