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Rufina

Gloria Raskosky

Sus nombres ...Domingo...Cristina...Dolores...

         / María Isabel...

 

Ella! Rufina

Los tiros, el hoyo,

la hierba, los gritos,

el viento, la madrugada.

 

Ella, Rufina,

 

sola nació y sola se quedó.

 

Madre.

 

Su niña de pecho

 

arrebatada de sus brazos. En Auschwitz se lo habrán hecho

        / a miles,

 

en otra guerra, otro holocausto.

El momento se le ha quedado grabado como en cámara

       / lenta,

 

separaron a hombres, mujeres y niños.

Rufina se salvó,

 

esperando ansiosa el momento justo para salir de detrás de

        / un matorral de manzana rosa.

 

Escondida por las ramas,

por la noche,

 

su dedo tembloroso sosteniéndole la vida. Mientras las

       / sombras de los hombres armados la rodeaban.

 

Sudor, lágrimas ácidas, sed, luz y oscuridad.

¿Descalza?

Los zapatos de las ánimas,

lodo, voces confundidas.

 

La montaña ya no era aquella donde se ponía el sol sino de

       / cuerpos muertos,

 

de olor a sangre, huellas profundas de botas pesadas.

       /  Y Rufina escondida, con el pavor en la garganta yace

       / sobre sus ligeras chanclas, anclada al milagro.

Gritos agudos y llenos de miedo,

llantos, de niños y mujeres no tan lejanos,

 

muchos cuerpos ya sin voz

 

y ella que los veía, como el arbusto rosa,

 

sembrada en la tierra,

 

sin poder salvar a otros.

 

Rufina contaba que se resguardó con su armadura

      / plateada,

providencia divina,

 

su fe, su escudo, que le permitió vivir.

Sin bandera y sin espada, ocho noches llena de miedo, ocho

        / amanecer es que a la fuerza le daban esperanza.

 

Ahora, brilla su armadura inmortalizada y los nombres de

        / sus hijos con ella, para la eternidad

Marzo del 2018

6 Beatriz Cortez-Armadura de Rufina Amaya (1).jpg

Beatriz Cortez (El Salvador. 1970)

Armadura de Rufina Amaya

2014

Acero, fotografía, sonido

167 x 66 x 45 cm

Colección de la artista

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