El Sumpul

Tessa Bartók

Recuerdo las cabezas
           los fantasmas
la gota de niebla que creció
        el sonido atravesado
por alambres de púas
         Todo eso…
Yo, criatura quemada
insistí en recordar
la metástasis del odio
el fuego militar dey altanero
en contra de inocentes cerebros
aquellos ojos rojos buscando refugios
y nadie alrededor
que pudiera salvar
también están presente 
los niños 
y sus diálogos mutilados
Hoy escucho hablar a las sombras
el recuerdo Holocáustico
al otro lado del cielo
Vivo el pasado de la sangre
dentro del horror del olvido
en una selva de imágenes asaltados por las armas
Hay cascos y botas
mas allá del cauce
Escucho el RÉQUIEM elevarse
sobre la calzada de orificios
cubiertos por la cal de los huesos
Aquí comienza la recapitulación del escenario…
Arboles y nidos de mi infancia
como lloran el ritmo fantasmagórico 
del GRAN RÍO
Obsesión de mi vida
su figura
su calma
convertidos en coágulos
por el llanto de inocentes
que como un preludio a la vida 
ofrecieron encontrarse con el dolor más extremo
Las aves y mis manos 
interrumpieron su amistad
al darse cuenta que les era imposible
atrapar los pasos del agua
para luego cuestionar al viento
Los soldados 
cumplieron ordenes
hicieron su labor
mis hermanos se anticiparon 
a escribir historia
a descubrir antorchas antiguas
mancharon la piel común
me heredaron dolor
sus armas comenzaron 
a escucharse 
y escribieron una sinfonía sin final
que está presente
en el nombre de las cosas
sin reconocer abecedario alguno
Nombres y sitios equivocados
el error también herido
Ojos volteados
como el lado oxidado de las monedas
Los animales corrieron su suerte también
ellos equivocaron sus caminos
Un silencio por los mártires
transformo el paisaje
No escuchaba nada
El sonido apago su voz
Un obstinado sordo golpeó
los elementos de la tierra
para darle entrada a la 
verdad equivocada
Recuerdo voces recias
pisando matorrales
las recuerdo como humo de tabaco aprisionado
allí la noche desprendió su llanto
la sabana nocturna
como hermética criatura
ha ocultado su espanto
A lo lejos
en la inmensidad del recuerdo
los caballos de la muerte cabalgan su agonía
Ocres follajes
personifican horrores
una ODA
al escenario de moribundos colores
éstos le gritan a los actores del día
que escriban parlamentos 
y dedicárselos al capitán de los tormentos
Estoy frente al abismo
Celdas sin sueño
pasillos psiquiátricos
visiones apocalípticas
consumen las dudas
de todo humano 
Estamos todos frente a las aguas de sangre
las cámaras de gas
simulacros nazis
caminos de fuego
y el aire envenenado por las letras del infierno
Cuánto daño irreparable!
Luces escalofriantes
Irónica belleza
Paz traspasada,
         humillada,
         aniquilada
La guerra con su amanecer
de frío y estupor
detrás de la puerta
Yo ya cruce esa puerta
y abrí mi vida
me saque el corazón
desprendí estrellas
liberé su perfume
aniquile cada paraíso
bese los precipicios
No escondí las armas
desencadene historias góticas
Escape de la torre de mi mocedad
y corrí sobre las esquinas de los vientos
Sorprendí a las aves
y los reptiles se multiplicaron
visite los mares de las victimas
y escuche el canto de las ballenas
hasta comprender que el final se aproximaba
Los fantasmas regresan 
y me han recordado que corrimos sin respirar
que justo en el NORTE
vivimos una deploración masiva
que el amor desapareció
que el agua se congelo
que le cantamos a las nubes
la canción de las persecuciones
Mi consciencia quedo partida
me muevo entre millones de espejismos
no escucho respuestas
¿Que esperamos hoy?
¿A quienes les escribimos?
¿Cual de todos los escenarios cobijaran nuestros sueños?
Masacre sorda
Masacre muda
Llego la hora de los derrames
de los océanos sangrientos
de las músicas holocáusticas
como antesala del cambio eterno
Esa madrugada
los partos quedaron congelados
Las madres fusiladas
El cielo gimiendo su eternidad
porque los astros detuvieron el tiempo
Hoy colapsan,
infartos cósmicos observé
mis ojos vistieron niebla
hasta el día de hoy
Esa niebla
espantosa tela gris 
tiene hoyos
y a través de ellos
veo como machetes y cumas
son clavados sobre la infancia
¡Niños de mi pueblo!
Ya no puedo sostener el tiempo amarillo de cada girasol
mi tierra,
        mi río, quieren escribir las odas a la muerte
quieren dormir su eterno sueño
sin preguntas
quieren encontrar un valle seco
Con cinco letras quieren perpetuar
la historia del pintor
y la melodía de sus inocencia
Sumpul, del ayer
Sumpul, río viejo, gastado 
y visitado por la dama de la oscuridad
Sumpul frío y alimentado
por la eternidad de los infiernos
Por siempre te sueño,
te lloro,
te canto en mis recuerdos,
Sumpul con venas y limites
sangre que baña
sangre bestial
Una vez mas
mi vida
ofrezco en sacrificio por tu historia.

Carlos Cañas (1924)
El Sumpul
1984
Òleo sobre lienzo
115 x 146 cm
Colección MARTE